Una de las principales preocupaciones cuando hacemos ejercicio físico, es la de combinar adecuadamente las exigencias deportivas con una dieta saludable. Las necesidades nutricionales de los deportistas difieren en ciertos aspectos a las de la población general, una de las principales variables a controlar es que, al ejercitarnos, nos vemos expuestos a un mayor estrés oxidativo que los antioxidantes ayudan para combatirlo.
La actividad física intensa provoca en nuestro organismo una serie de reacciones químicas que forman radicales libres. Estos compuestos, aunque son fabricados por nuestro cuerpo de forma moderada para combatir bacterias o virus, son nocivos en altas concentraciones y aceleran procesos como el envejecimiento, afectando el correcto funcionamiento celular.
Es por esto que la dieta deportista debe ser rica en antioxidantes, ya que estos cumplen la función de neutralizar estas sustancias y mantener el equilibrio del cuerpo.
Se define como antioxidante a cualquier sustancia que retrasa, previene o elimina el daño oxidativo provocado en una molécula diana y una de sus principales funciones es la de contrarrestar los efectos negativos mencionados anteriormente.
Aunque no existen estudios que demuestren que el consumo de estos antioxidantes provoque una mejora directa del rendimiento físico, si es evidente que lo hacen de forma indirecta, preservando la salud de nuestros sistemas.
Las sustancias más conocidas de este grupo son la Vitamina C, la Vitamina E y la beta caroteno. Estas sustancias se almacenan en nuestro organismo, pero es necesario un consumo constante y su presencia diaria en la dieta. Recuerda que no sirve de nada atiborrarse un día de antioxidantes y esperar un milagro, ya que el organismo necesita un tiempo, al menos 2 semanas, para aumentar sus depósitos.