Las legumbres son las semillas secas, limpias, sanas y separadas de la vaina, procedentes de plantas de la familia leguminosas y que directa o indirectamente resultan adecuadas para la alimentación. Las más conocidas son las judías, los garbanzos, los guisantes o las lentejas, aunque hay otras como como cacahuates, los cuales, son catalogados como frutos secos, pero en realidad son una legumbre.
En general, las legumbres son un tipo de alimento bastante completo que incluye casi todos los nutrientes que necesitamos y su aporte energético es de en torno a unas 350 kcal por cada 100 gramos en seco. Tienen una gran riqueza nutricional y se recomienda que se consuman entre 3 y 4 raciones de ellas a la semana.
Como hemos comentado anteriormente, las legumbres proporcionan proteínas, hidratos de carbono y fibra en un mismo alimento. Además, sus vitaminas contribuyen al correcto funcionamiento de los músculos y el sistema nervioso, al adecuado metabolismo energético de los tres macronutrientes, la formación de anticuerpos, síntesis de aminoácidos y los minerales que proporcionan son fundamentales para la correcta contracción y relajación muscular, la producción de hemoglobina y mioglobina, el mantenimiento del tejido óseo, el adecuado funcionamiento del sistema inmunitario, etc.
Por otra parte, en referencia a los posibles problemas de digestibilidad que pueden manifestarse en algunas personas, si se introducen en la dieta de forma progresiva y nos aseguramos de masticarlas bien, este inconveniente se verá reducido drásticamente. Así mismo, respecto al tiempo que se necesita para cocinarlas, se puede optar por utilizar legumbres envasadas, que suponen una solución rápida para deportistas que no disponen de mucho tiempo para preparar sus comidas.